"El Oso" de Jean Jacques Annaud



Vi por primera vez esta película en el 2009 y me fascinó. No dudé un instante en considerar a “El Oso” como primera entrada de este blog.

La historia, como bien dice el título, se trata sobre un oso, el cual queda huérfano luego de un accidente que sufre su madre al tratar de buscar comida para ambos. Esta al tratar de alcanzar un panal de abejas, afloja ciertas rocas las cuales le caen matándola en el acto. Luego, el pequeño osezno huérfano, encuentra protección en un oso macho, el cual es herido previamente por dos cazadores que merodean la zona. Tras la herida sufrida, el oso macho toma su venganza, destruyendo el campamento de los cazadores y matando algunos de sus caballos, lo cual provoca la ira del mayor de ellos. Se desata un cacería que implicaría la captura del pequeño osezno. En el afán por atrapar al gran oso macho, los cazadores se separan siendo uno de ellos acorralado por este, conllevando a una escena de las más increíbles que he podido ser testigo. El oso perdona la vida al cazador, y este de agradecimiento evita que su compañero lo mate, acabando con esta guerra entre el humano y el animal.

Analizando más detenidamente la película, hay escenas y detalles puntuales que me llevan a considerar a “El Oso” como una gran película que permite concientizar sobre el rol del ser humano como el de los animales en este mundo.

Un aspecto a resaltar es la fotografía. Es extraordinaria pues nos inserta a un mundo bastante natural, donde la actuación de los protagonistas no es percibida, y parece más un documental sobre osos que una película en sí.

El juego de planos es bastante llamativo, entre planos panorámicos que nos mostraba la majestuosidad del ambiente en donde se desarrolla la película, hasta planos subjetivos de los protagonistas.

Adentrándonos más en la trama en sí de “El Oso”, considero que el inicio de la película es bastante adecuado pues nos presenta el problema de raíz. Nos muestra al personaje principal radiando ingenuidad e inocencia, propio de un novato en el mundo salvaje y que ante un eventual accidente sufrido por su madre queda huérfano. Basta solo 5 minutos para que la película atrape a uno, y así ponernos a pensar y adivinar sobre el destino de este pequeño huérfano.

En un afán por humanizar a estos personajes, se presentan escenas sobre los sueños que tiene el oso huérfano. Esto nos presenta un escenario de igualdad de condiciones donde tanto el ser humano como el animal, extraña, quiere, juega, tiene miedos y más. Estos sentimientos no son propios de los seres humanos, puesto que los animales también lo sienten.

La carencia de diálogos es notoria en “El Oso” y es que los cazadores no son los protagonistas de ella, sino los osos. Estos, corporalmente y expresivamente, logran transmitir sus estados de ánimos de manera genial ante el eventual peligro que les acecha por parte de los humanos.

El clímax de la película lo identifico en la recta final de esta. La escena en la cual Tom, el cazador más joven, acechado y acorralado por el gran oso macho, ruega por su vida es increíble. Esta escena podría entenderse de una manera simple, concluyendo que el oso no mata a Tom porque solo lo quería asustar para que no lo moleste más, sin embargo, lo genial de esta escena está en el por qué lo dejó vivo.

Tras un frustrado intento de escapar del gran oso macho, Tom empieza a temblar de miedo y ruega por su vida. Este se quiebra ante el pavor de ser devorado por el oso, y se coloca en una posición fetal con la mirada abajo esperando su momento. La posición fetal en la cual se puso Tom fue lo que salvó su vida, puesto que este acto refleja no solo sumisión, sino debilidad y fragilidad, propio de un feto o un bebé recién nacido. El oso percibe ello, y se va. Esta escena es el quiebre de la película, pues sirve como acto de reconciliación entre el ser humano y la vida salvaje y la concientización de los primeros al derecho a la vida. Lo interesante de esta escena, es que va de la mano con el mensaje final de la película, el cual es un extracto de la novela “The Grizzly King”, libro en el cual se basa esta película: “La mayor emoción no es matar, sino dejar vivir”. El placer que conocían los cazadores era el de matar, pero cuando uno es testigo de lo sabia y generosa que es la naturaleza, dicho placer entra en cuestionamiento, conllevando a una revelación más grande.

La escena final de “El Oso” es más que emocionante. Una carrera por la vida intensa por parte del osezno huérfano, el cual es perseguido por un puma. Este último fracasa en la captura del osezno al escuchar al gran oso macho ahuyentarlo desde unos metros.

“El Oso” es una película que lleva nuestras sensaciones al límite y más del perfil ecologista que se quiere mostrar en ella, nos enseña que la naturaleza es sabia y que debe de haber una armonía entre el ser humano y ella.